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domingo, 9 de noviembre de 2014

pretende convertir a los "acusados en cómplices" el denominado proceso de "conciliación" más bien aplicable para los casos de riñas y peleas, dentro del juicio del siglo por Terrorismo.

La sucesión de hechos insólitos relacionados al caso Rózsa no se detienen. El último tiene que ver con la gran desesperación que de los operadores gubernamentales que tramaron este montaje de hallar culpables de terrorismo y separatismo, algo que no se ha podido lograr en cinco años, con toda una parafernalia de abogados, gabinetes jurídicos, fiscales y jueces que se prestaron para fabricar pruebas y torcer las normas a su antojo.



La última novedad es la figura de la “conciliación” que suele aplicarse en casos civiles, en divorcios o en supuestos delitos contra el honor como agravios y calumnias. ¿Quiénes van a conciliar? ¿Los acusados de un delito que no ocurrió en base a pruebas que no existen y con un sujeto, el Ministerio de Gobierno, que no es la víctima, sino el que en todo este tiempo ha estado haciendo de juez y parte, poniendo patas para arriba todo el ordenamiento jurídico boliviano?. 

El único agraviado en este caso podría ser el cardenal Julio Terrazas, pero él se abstuvo de hacer una denuncia, seguramente convencido de quién realmente fue el que colocó el explosivo en su casa y que no es precisamente ninguno de los que han sido imputados. En caso de haber una conciliación para forzar un juicio abreviado, convertiría a los supuestos beneficiarios en cómplices de un proceso que terminará ventilándose en instancias internacionales.