La extraña desaparición del fiscal del llamado caso Terrorismo o Rózsa, Marcelo Soza da pie a una serie de elucubraciones, de estrategias envolventes ... o quien sabe también de maleficios.
Elucubraciones porque la partida del director funcional de las investigaciones, del hombre que cuando llegaba a Santa Cruz con sus órdenes de aprehensiones o con sus citaciones, muchas familias temblaban y los que no aparecían en la lista se quedaban pensando cuando me tocará a mí, porque especialmente en la dirigencia cívica, empresarial y prefectural del 2008, parecía una especie de suerte sin blanca, porque nadie se salvó de ser declarado terrorista, separatista o divisionista.
Y ahí fue cómo algunos empezaron a negociar por debajo, desde luego pagando buenos billetes, otros a sumarse al proceso de cambio, y otros a huir del país por la falta de garantías de un Ministerio Público y un Poder Judicial, como los otros poderes, habían sido ya cooptados por el Estado plurnacional.
De esa forma, poco a poco la resistencia del departamento siempre contestatario de Santa Cruz, donde el Movimiento al Socialismo no pudo ganar una elección, ni referéndum, ni revocatorio, se fue doblegando, mientras continuaban avanzando otros procesos. Así surgió el caso Terrorismo II que fue pretexto para perseguir a algunos dirigentes que habían surgido después del 2008 y para asustar a quienes exigían reglas claras en un proceso que no aguanta una sola auditoría jurídica externa, porque se violentaron desde el principio del derecho a la vida, porque en el asalto al hotel Las Américas, las pericias del exterior dicen que el cabecilla de la supuesta red subversiva, Eduardo Rózsa y sus dos acompañantes, fueron ajusticiados, sin contar las torturas, el corte de las cámaras filmadores del hotel, el ingreso sin orden fiscal, la presunta destrucción de las pruebas, entre otros, como direccionar para que el caso se ventile en La Paz, siendo que los supuestos hechos ocurrieron en Santa Cruz y correspondía que aquí se ventile un juicio que ya lo llaman turístico porque ha estado en la Sede de Gobierno, Cochabamba, Tarija y ahora, en la parte final en esta oriental ciudad.
Ahora, en el segundo punto, ¿la desaparición de Soza es parte de la estrategia envolvente? que permitió al Gobierno plurinacional no solo derrotar a sus adversarios políticos, sino hasta hundirlos para que se lo coman los gusanos, como dijeron en alguna oportunidad.
Santa Cruz y la medialuna ya son parte del pasado, y hoy al Gobierno le interesa hacer buena letra, especialmente con esta prodigiosa región que ha desplazado en población y poder económica a la urbe paceña.
El sabio maestro de las estrategias, Nicolás Maquiavelo, en el Príncipe, aconseja que una vez conquistada una región, hay que colonizarla y para ese objetivo se debe nombrar a un jefe rudo que infunda miedo y temor. Y una vez conseguido el propósito, entonces el Príncipe debe cortarle la cabeza y así quedar simpático ante los pobladores de esa pobre zona manejada por el tirano.
Estamos en el umbral del 2014 y al Gobierno no le interesa, o es una mala estrategia política, seguir peleado con Santa Cruz, entonces ahí puede estar la explicación de la desaparición primero del fiscal Harry Suaznabar que llevaba el caso Terrorismo II y que dicen que vive en Europa, y luego del fiscal Marcelo Soza.
Tal vez por eso han empezado a aparecer los videos y los audios o tal vez estos son proporcionados por otro excírculo de poder del Gobierno que ha quedado en la cárcel tras el destape de la red de corrupción y extorsión vinculada al Caso Ostreicher.
Y la tercera teoría es que esto puede ser nomás un maleficio que ha empezado a atacar empezando por el testigo clave, Ignacio Villa, que se desplaza en una silla de ruedas y tiene los días contados, los dos denunciantes del caso Fernando Rivera y Boris Villegas que están presos en Palmaso la, el teniente Jorge Clavijo, asesino de la periodista paceña que supuestamente acabó en el fondo de un cerro, el fiscal Suaznabar y ahora el fiscal Marcelo Soza, cuyo paradero desconocemos.
*Periodista y abogado,
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