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miércoles, 21 de noviembre de 2012

aún cuando sabemos que se fijó para el viernes 23 nueva audiencia que calificará el pedido de libertad de Jacob Ostreicher, textos con detalles del tema ilustran sobre el fondo. Un medio estadounidense

Lo que es seguro es que Jacob Ostreicher, un judío religioso de 53 años de New York, está en ascuas, en una cárcel boliviana de la ciudad de Santa Cruz, esperando ser juzgado o excarcelado bajo fianza.

Hace cuatro semanas, en un intento de presionar a las autoridades para que se expidan sobre el caso, Ostreicher comenzó una huelga de hambre.

“En mi caso se violaron cada uno de los derechos humanos,” le dijo a JTA esta semana en una entrevista telefónica desde la prisión. “No tengo alternativa de recuperar mi libertad, a menos que sea por enfermedad o el caso se convierta en un tema humanitario.”

La huelga de hambre que comenzó el 15 de abril le sigue a 10 meses de apelaciones al Departamento de Estado de los Estados Unidos. Su mujer, Miriam Ungar, organizó una manifestación en nombre de Ostreicher el 3 de mayo, frente a la misión de Bolivia, en las Naciones Unidas. 

Ostreicher, padre de cinco hijos, de Brooklyn, pertenecía a un grupo de inversores liderados por Andre Zolty de la empresa suiza que colocó u$s 25 millones para el crecimiento de arroz en el este de Bolivia. Fue arrestado en junio pasado por la policía de ese país. Durante su comparencencia, el juez alegó que Ostreicher comerciaba con “personas buscadas en sus países por lazos con el tráfico de drogas y lavado de dinero.”

El juez también determinó que no debiera permitirse que Ostreicher pagara una fianza porque “de estar libre, el acusado podría destruir o cambiar evidencia que condujera al fiscal general a descubrir la verdad”
Desde ese entonces, Ostreicher, que sostiene que es inocente, ha estado esperando. Ha pasado por muchas audiencias, tres jueces, tres fiscales, y cuatro abogados defensores. Un juez ordenó excarcelarlo, para luego retractarse de la instrucción y enviarlo nuevamente a prisión menos de una semana después. Por ahora, ningún juez está a cargo del caso.

Mientras tanto, unos 18 millones de kg de arroz que habían sido cosechados de loscampos de Ostreicher y confiscados por el gobierno Boliviano han comenzado a desaparecer.
El jefe de la oficina gubernamental boliviana encargado de confiscar los bienes, Moises Aguilera, le dijo a The Associated Press en diciembre que el arroz fue vendido porque de otro modo se hubiera arruinado. Pero los socios de Ostreicher acusan al gobierno boliviano de intentar obtener ganancias del arroz confiscado..
“Están tratando de meter mano a los bienes,” le dijo Zolty a JTA. “Todos los abogados son corruptos.”
Transparency International, que monitorea la corrupción internacional, coloca a Bolivia en el puesto 118, de entre 183 países, en cuanto a transparencia gubernamental.
Las autoridades bolivianas han negado debatir en público detalles del caso.

“Hemos enviado una preguntas acera del caso al sistema judicial de Bolivia, pero no hemos obtenido respuesta,” dijo a JTA Pablo Menacho, el funcionario del consulado boliviano sobre temas políticos en Washington.

La saga de Ostreicher comenzó cuando se unió a la sociedad de Zolty en junio de 2008 y viajó a Bolivia para ver por sí mismo el negocio del arroz. En el curso de varios viajes de 2008 a 2010, Ostreicher dice que nunca pudo inspeccionar los libros sobre los campos de arroz en Bolivia porque la gerente, Claudia Liliana Rodriguez Espitia, nunca se hallaba presente.

“Siempre daba alguna excusa,” dijo Ostreicher.
Al final, dijo Ostreicher,él creyó que Rodriguez estaba robando millones de dólares de los inversores. Convenció a Zolty que despidiera a Rodriguez y Ostreicher se hizo cargo de la actividad.

Cuando Rodriguez desapareció cuando dejó la empresa, Ostreicher publicó una solicitada en un importante diario local, ofreciendo una recompensa de u$s 25.000 a quien la encontrara.

Mientras la policía investigaba a Rodriguez por corrupción, descubrieron que había comprado una porción de los campos de arroz del hermano de su novio, el traficante de droga Maximiliano Dorado.

Los fiscales federales de Bolivia comenzaron a indagar a Ostreicher en marzo de 2011. Continuó viajando a Estados Unidos y se dirigió a la embajada en Bolivia; Ostreicher dice que los funcionarios estadounidenses le dijeron que no se preocupara.

“La embajada me dijo que diga la verdad durante la investigación. Eso es lo que hice,” dijo Ostreicher. “Ojalá la embajada de EE.UU. me hubiera dicho que me fuera del país.”

Un funcionario de la embajada le dijo a JTA que no podía hacer comentarios sobre conversaciones privadas.
En la víspera de Shavuot el año pasado, cuando estaba previsto que Ostreicher volara a Nueva York, los fiscales lo llamaron nuevamente. Ansioso por volver a su casa para las fiestas, Ostreicher pidió si podía dirigirse a su oficina para completar la indagación lo antes posible. Llegó el 3 de junio, respondió a las preguntas realizadas y le agradeció al fiscal por ajustarse a sus fechas.

Poco después, Ostreicher fue arrestado. El abuelo de 11 nietos dice que fue metido en la cárcel, sin papel higiénico ni ducha, en una celda que olía a heces y orina.
El día siguiente en su comparecencia, el juez lo imputó a Ostreicher con cargos de “representante de Andre Zolty” y mantener "relaciones comerciales con Maximiliano Dorado, personas buscadas en sus países por tener lazos con el tráfico de drogas y lavado de dinero … probando el círculo entre Andre Zolty, Maxi Dorado ... y Claudia Liliana Rodríguez Espitia.”

Ostreicher dice que ha entregado a la corte documentos que prueban los fondos legales de su negocio y ha presentado pruebas de Interpol de que Zolty nunca se fugó de la ley.

Aparentemente esto no convenció a las autoridades bolivianas. En marzo, un fiscal federal le dijo a la agencia Associated Oress que el caso todavía estaba en “fase preparatoria”.

La esposa de Ostreicher’ dice que los funcionarios del Departamento de Estado le han dicho a su familia que están monitoreando de cerca la situación y que han elevado el caso al ministro de Relaciones Exteriores de Bolivia.

Al realizar una huelga de hambre, en la que solo toma agua, Ostreicher está intentando hacer del caso un tema humanitario. La familia no ha intentado coprometer a las organizaciones judías para ejercer presión en nombre de Ostreicher porque quieren que sea un tema estrictamente diplomático.

“Nunca le pedí ayuda a nadie,” dice Ostreicher. “Mis hijos les mienten al decirles a mis nietos que la razón por la que no vuelvo a casa es que estoy en una estancia y tengo que cuidar de mi ganado. Por eso me estoy dirigiendo a personas que no conozco.” (Fuente: JTA / Traducción: Myriam Boclin)