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jueves, 26 de septiembre de 2013

Ignacio Villa "el viejo" pide libertad por encontrarse enfermo. su defensor presentó un prolongado alegato de 4 horas que fue desestimado por el Tribunal de Sentencia que se traslada dos veces al mes de LP a SC para seguir con el "melodrma del show terrorismo uno"

El Tribunal Primero de Sentencia de La Paz, que cada dos semanas sesiona en Santa Cruz, negó ayer la libertad al procesado por terrorismo y alzamiento armado, Ignacio Villa Vargas, conocido como “El Viejo” y presentado inicialmente por el Ministerio Público como “testigo clave” en el proceso, pero que ahora se encuentra distanciado.
Durante casi cuatro horas, Guido Colque, defensor de Villa, presentó pruebas que este tiene un domicilio conocido y un trabajo en caso de salir en libertad, con la intención de evitar el riesgo procesal de peligro de fuga, causas por las que ordenaron su detención hace tres años.
También presentó certificados médicos y que su salud corre peligro por la diabetes y trombosis que sufre debido a su avanzada edad, de 62 años.

El riesgo sigue. Sin embargo, los fiscales a la cabeza de Sergio Céspedes afirmaron que el riesgo que el imputado pueda irse persiste, como lo han hecho otros procesados, de modo que para la continuidad del juicio, es preferible que continúe privado de su libertad, pues tampoco ha comparecido en el juicio oral.
Ante ese planteamiento, el tribunal dirigido por el juez Sixto Fernández, determinó negar la cesación a la detención.
Esa situación provocó el enojo de Vargas, quien indicó que esto se debe a una represalia del Gobierno que envía a sus emisarios hasta la cárcel de Palmasola para negociar que durante su declaración “hunda” a los procesados, principalmente a los cruceños vinculados al movimiento cívico.

Una vida en riesgo.
 Por la mañana continuó declarando el húngaro Elöd Tásó, pero la audiencia se concentró en una discusión entre los abogados defensores y los fiscales, si debería responder si conocía cuáles son los puntos de ataque y de defensa.
Los fiscales decían que ya había respondido, pero los defensores que deberían hacerlo.
Estaban en ese dilema cuando el exdirigente unionista, Alcides Mendoza, tuvo un decaimiento y el médico y procesado Juan Santistevan pidió que lo internaran porque su vida corría peligro por su hipertensión.