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lunes, 10 de diciembre de 2012

Lupe Cajías toma el caso de extorsión lo compara con Sanabria y al decir que "el imperio contraataca" nos dice que lo sabe todo y sólo espera


Tuvo que llegar la larga sombra del imperio para que la nación se anoticie de lo que en las círculos del Poder Judicial era un rumor a voces desde hace años. Aunque son inocentes mientras no se demuestre lo contrario, muchos indicios señalan a importantes operadores políticos del Gobierno del MAS como parte de una red de extorsión a víctimas civiles, aprovechando o inventando casos de corrupción, de terrorismo o de narcotráfico.
La caja de Pandora habría sido abierta por el inminente escándalo internacional, ya que eran distintos actores estadounidenses los que sabían su contenido. Uno era un actor de cine, Sean Penn, y no será extraño que el asunto se transforme en un taquillero film de Hollywood. Otros eran actores políticos, como congresistas de comisiones parlamentarias que gozan de prestigio.
Podía repetirse el caso del general Sanabria, cuando un operativo permitió su captura con alto cargo de espionaje en el Ministerio de Gobierno. Posteriormente fue juzgado en cortes de Estados Unidos, donde quedaron evidenciados sus lazos con el narcotráfico. Aún se espera nuevos capítulos con nombres que todavía están en dossiers clasificados. El caso fue un revés a la imagen nacional y un trofeo para Washington y su agencia antinarcóticos, la DEA. Desde 2006, el imperio decidió no gastarse en acciones contra el flamante gobierno presidido por Evo Morales, como era su práctica contra gobiernos izquierdistas en la región. El consejo a todas las instancias fue: “dejar hacer”. Sabían, seguramente, que el huevo de la serpiente estaba ya empollado.
En los pasillos de reuniones diplomáticas se murmura mucho sobre el alcance de la red de extorsionadores. Operaban desde los ministerios más importantes para la política interna: el de la Presidencia –con sede en Palacio de Gobierno– y el del Interior, que tiene bajo su tuición a la Policía.
Dicen que la alerta no llegó directamente de representantes de la Casa Blanca sino del Palacio de Miraflores, de Caracas. Los venezolanos también estarían preocupados desde hace meses por los niveles de corrupción en el Gobierno que apoyan, tanto con proyectos del programa Evo Cumple como dentro del aparato comunicacional.
Falta el capítulo de las mujeres que también tendrían participación en la red, desde el uso de presiones para fabricar casos judiciales de interés político para el Gobierno del MAS, tráfico de influencias, investigaciones encubiertas, espionajes.
El imperio, dicen los analistas de pasillo, sabe todo y solo espera.