Zapata, el entrevistador anónimo y Jimmy: El mal periodismo


Diego Ayo
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Ahora que se sabe que fue un consultor mediático el que hizo la entrevista a la señora Zapata, ¿cambia algo? No lo creo. Me parecería lamentable que la crítica termine centrada en ese hombre y no en Jaime Iturri, el cerebro tras bambalinas.

Iturri, director de ATB, ya intentó justificar la publicación de la “entrevista” con Zapata (suplemento de Animal Político de La Razón del 5 de marzo de 2017 “Zapata, los medios y la posverdad”). Creo que a veces el que explica, se complica. Y es esto lo que sucedió. Sus argumentos fueron poco consistentes, dignos de este periodismo en franco proceso de degradación.

¿Qué nos dice?
1. Dice que la gente antes le creía a la Zapata porque les convenía y ahora no. Umm, no, ese no es el asunto. Creímos al presidente que dijo que sí tenía un hijo, creímos al vicepresidente que dijo que el presidente conoció al niño, creímos al ministro de Defensa, Ferreira, quien dijo que se lo había atendido en Chile y así. Vale decir, la cosa no es tan burda como la pinta Iturri. La cosa no fue nunca personal.

2. Dice que los antievistas saltaron porque se los dejaba fuera de su área de confort. Nuevamente un argumento pobre, pintando la cosa como si fuese un duelo entre evistas y antievistas. Nada más alejado de la realidad. Estuve en un programa con la ministra Teresa Morales y ella afirmó que la “entrevista” le parecía un bodrio y una ofensa. ¿Antievista? Para nada. En realidad, la verdadera contraposición es entre gente que hace periodismo serio y Jaime Iturri que nos regala esto.

3. Dice que muchos periodistas “hubieran matado por tener la “entrevista” porque les hubiese hecho subir el rating (“dos millones la vieron”). Les aseguro que si muestro un video de Quintana o Costas saliendo de un motel (por decir algo), no solo que subiría el rating a más de dos millones, sino que el videíto ya se estaría vendiendo en la Ceja de El Alto a dos lucas. O sea, Jimmy, antes que el rating está la ética.

4. Dice que la “entrevista” comprueba que no hubo tráfico de influencias. Ufa, esto ni merecería comentario por lo absurdo que puede ser llegar a esa conclusión ¡tras escuchar a Zapata!, pero lo cierto es que si bien puede no haber un lazo personal entre Evo y Zapata, el tráfico de influencias es absolutamente obvio: ¿que una chica de 26 años sin título maneje 500 y pico millones de dólares! Ay.

5. Dice que este bodrio entra en el género de “entrevista”. Me parece un falso debate. Yaps le demos el gusto: ¡es entrevista Jimmy! Lo importante es que es mala. Y en todo caso, a ver: si Iturri ha editado una entrevista del cuatecito pescado in fraganti y ha dejado de 60 minutos de video solo 18 minutos a ser vistos, me parece más que es un testimonio personal de Jimmy en base a esa entrevista. O sea, dejó fuera 42 minutos, más de 2/3 de la entrevista del consultor, a su criterio y solo a su criterio. Eso habla más de él que del entrevistador o de ella. Es pues más un pasaje autobiográfico de lo que él cree y quiere.
6. Dice que Zapata concluye diciendo cosas muy importantes como que el hijo no había, etc. Pero lo hace con absoluto desparpajo anti-periodístico. Un periodista serio debe considerar no solo lo dicho, sino por qué se dice lo que se dice. ¿Y sabe usted por qué? Simple, porque hay un tipo diciéndole al oído “mamita o hablas lo que te hemos dicho que hables o te pudres en la cárcel”. Si tienes a una cabra lamiéndote los pies colmados de sal, decidida a perforarlos, claro que vas a decir que eres hijo de Satanás y de quien te lo pidan. ¡Medioevo al rojo vivo!

7. Dice que presentar el videíto dos días antes del 21-F es lo mismo que hizo Valverde. O sea admitió que promover la “entrevista” dos días antes era político. ¿Pero no es que el Valverde era narco, intrigador, agente de inteligencia trucho y etcétera por hacer eso y ahora don Jimmy se manda similar perla? Doble rasero y/o periodismo del malo.

Lamentable en verdad. Me quedo con la reflexión de Raúl Peñaranda en entrevista con Página Siete del mismo 5 de marzo cuyo título ya lo decía todo: “Han envilecido el periodismo y quieren darnos clases de moral”. ¿Qué nos dice? Pues que no es que el periodismo esté en crisis, así en general. No señor, lo que está en crisis es el periodismo oficialista que actúa sin cabeza propia. Y lo que hay, siguiendo a Peñaranda, son los nuevos Quintanas suavizados.

¿Qué es esto? Pues como Quintana quedó fuera y su estilo agresivo es hoy solo un mal recuerdo, es necesario dar a luz a estos pseudo-intelectuales que de modo menos obvio, haciéndose pasar por periodistas, suplen ese vacío y empiezan a atacar igualito nomás. Estaban en segunda fila pero ante la jubilación del más ofensivo de los ministros de nuestra historia (¿tienen alguna duda?), pasan a primera fila. ¿Periodistas? Claro, seguro. Y yo, caporal.

Poco importa pues quién es el entrevistador. Lo que importa es este franco deterioro de un periodismo que no se le critica solamente que tenga una tan obvia filiación política sino que, sobre todo, es malo.